Tuve la oportunidad de conocer a María Ignacia Solar en el colegio SS.CC Monjas Francesas Viña del Mar, fuimos compañeras de curso algunos años, la recuerdo como una persona tranquila, bajo perfil y muy sencilla... al principio de esta historia - Felipe y la búsqueda de un corazón- Carolina Hernández, otra amiga de Viña, me invitó a unirme al grupo Facebook que crearon para Felipe, en realidad nunca me uní y lo ignoré, no porque no me conmovía el tema sino porque tengo la certeza que otro tipo de acciones son más eficientes para unir fuerzas, creo que siendo donantes es una forma.... por eso lo soy hace muchos años, he hecho en más de una oportunidad reportajes para sensibilizar acerca del tema, pero creo que llegó el momento de que los chilenos seamos capaces de salir a las calles, de reclamar más por este tipo de causas, por el medio ambiente, por los abusos laborales, por la falta de probidad y un montón cosas más.
Quiero ahora sólo señalar que Felipe pudo haber salvado... y creo que todos nosotros somos responsables de no generar instancias para que la donación sea posible. Ahora veo a los parlamentarios tomando un poco más el sartén por el mango, pero esto es sólo una parte.... se requieren recursos de Estado, políticas comunicacionales y no sólo buena voluntad.
María Ignacia, su esposo y toda su familia tienen un gran dolor.... que nada podrá compensar el espacio que dejó Felipe... el tiempo irá poquito a poquito sublimando esas cicatrices, pero la que deja la pérdida de un hijo nunca desaparece.
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